Aunque la doctrina de que María fue concebida sin pecado no se definió dogmáticamente en la Iglesia católica hasta 1854,[2] que estaba libre de pecado fue declarada en 1661 por el Papa Alejandro VII, una declaración para la que la Iglesia española y la orden franciscana habían sido firmes defensores durante mucho tiempo.
[3] Esta era la creencia de España y los franciscanos; por el contrario, la orden dominica sostenía que había sido concebida en pecado pero purificada mientras no había nacido en el vientre de su madre.
[1] Representa a María como una joven con vestido blanco y manto azul, las manos juntas en oración y los ojos levantados, ascendiendo sobre una media luna llevada por querubines.
[1] [4] La luna creciente es una referencia a la descripción de la mujer del Apocalipsis, vestida con el sol y la luna bajo sus pies, aunque en esta versión María (como se suele identificar a la mujer) no está coronada ni embarazada.
La restauración fue un fiasco y el rostro de María quedó irreconocible tras dos intentos.
Se han hecho comparaciones con el incidente ocurrido en 2012, una restauración igualmente fallida del Ecce Homo de Borja.