La Matraca

Tuvo una motivación claramente partidaria e inmediatista, buscando socavar, a través de la burla ingeniosa y agresiva, las posiciones de los grupos opositores al flamante primer gobierno constitucional del presidente Fructuoso Rivera, a quien eran afines los editores.

Motes como "Don Bobo", "Juan Bolas", "Chupaguindas", "Cagarruta", "Lagrimita", "Peluquín", "Peceta" eran endosados a los personajes más destacados del entorno de Juan Francisco Giró (luego integrante del Partido Blanco y que sería electo presidente en 1852), para quienes no ahorraban burlas tanto en verso como en prosa.

Parodiando poemas conocidos, canciones populares o sátiras carnavalescas, aludían a episodios del momento o del pasado reciente con que pretendían ridiculizar a sus rivales políticos.

Denunciaban también, publicando documentos incriminatorios, su supuesta complicidad con el régimen portugués que había ocupado la provincia en 1817.

La virulencia creciente de estos intercambios periodísticos llegó a causar preocupación incluso al presidente Rivera, temeroso de que pudiera derivar en enfrentamientos que rompieran el frágil equilibrio político.