Su territorio se reparte principalmente entre los valles de los ríos Boedo y Burejo, actuando este último como cuenca principal donde confluyen múltiples arroyos y riachuelos que, a su vez, forman valles secundarios.
El paisaje está definido por suaves ondulaciones del terreno, que se hace más agreste y accidentado hacia el norte; abundan los cultivos de cereales y algunos de regadío, como la muy apreciada patata o los ajos.
El verano, muy corto, es la estación seca, con temperaturas frescas debido a la cercana presencia de las montañas.
En este último lugar existió una ermita, hoy desaparecida, cuya portada románica puede admirarse, reconstruida, en la catedral de Palencia.
Destacan algunos ejemplares en Cozuelos, Perazancas, Olmos, Vega de Bur, Moarves y Colmenares.