Los territorios del Chaco eran considerados en la cosmopolita Buenos Aires más o menos el Lejano Oeste estadounidense, una tierra donde la justicia no existía y los indios acechaban la vida civilizada; esta idea fue particularmente explotada por un hecho conocido como El Malón de La Sabana que acaparó las tapas de los periódicos metropolitanos.
No obstante, el gobernador del Chaco disiente de la medida, aduciendo que los mismos caciques habían prometido cuidar las poblaciones.
Desde otro sector los mismos peones que dieron aviso comenzaron el disparo de armas largas.
Los milicianos envalentonados comienzan la persecución, y recién 2 o 3 horas más tarde el contingente militar los imita.
Se sostiene que una señora Camors, fue salvada por este individuo de morir atravesada por las lanzas.
Las tierras pertenecían entonces al fisco o a concesionarios privados, lo que no fue obstáculo para el desarrollo de empresarios, comerciantes, fondas, garitos y prostíbulos.
A finales de los años 1900 el pueblo estaba en su apogeo: funcionaban 24 guinches para la carga de rollizos durante todo el año, y la inauguración en 1907 del tren a Barranqueras y Resistencia la comunicó con la principal colonia agrícola.
En 1922 sucesivas crisis de precios terminan por reducir el pueblo a un baldío, los pobladores al irse arrancaban todo el material utilizable, tornando desolador el paisaje.
La ruta provincial N.º 13 que pasa por Charadai la lleva hasta Resistencia y Villa Ángela.