El cliente sostiene una moneda entre los dedos mientras sonríe y pone su brazo alrededor de la prostituta, que le devuelve la sonrisa mientras toca un laúd.
El contraste entre las imágenes también puede implicar "una asociación más general entre música y amor".
Creía que era una falsificación pintada por Han van Meegeren, y lo presentó como tal al Courtauld.
En su defensa, van Meegeren reclamó que la pintura había sido comprada en una tienda de antigüedades por su mujer.
Philip Molde y Fiona Bruce viajaron a Ámsterdam donde obtuvieron muestras de las pinturas utilizadas por van Meegeren.
El análisis químico descubrió baquelita en la pintura del Courtauld, confirmando que era una falsificación moderna.