A Delacroix le fascinaba el tema de la lucha entre los hombres y los animales salvajes.
[2] Un esbozo en concreto del año 1854, conservado en el Museo de Orsay le sirve para estudiar el movimiento; fue pintado en parte al aire libre, pero acabado en el taller.
De esta manera, la naturaleza se representa reducida a las fuerzas elementales: cielo, agua y tierra.
La lucha en sí describe un movimiento circular, formando un torbellino de hombres y animales.
Los árabes, morenos, con movimientos elásticos, reaccionando de forma instintiva, acaban teniendo cierto parecido con los animales.