Fue el undécimo[1] y último volumen que llegó a las librerías de su colección Biblioteca de la Mujer, un proyecto que inició a sus 39 años con el propósito de brindar una amplia formación histórica y progresista a las mujeres,[2][3] y con la finalidad de divulgar las ideas feministas difundidas por el resto de Europa.
[4] El libro expone la gastronomía española coetánea y según escribió en el prólogo: «representa la adaptación de los guisos extranjeros a la mesa española».
[5] Previamente, en 1913, había publicado La cocina española antigua.
[5] En el prólogo la autora comparte su sentir ante la cocina extranjera.
Emilia Pardo Bazán fue consciente del poco éxito e interés por parte del público femenino español ante los volúmenes anteriores de su Biblioteca de la Mujer, que achacó a que «el obstáculo no está en la ley, sino en la costumbre»[1] como se deja patente en citas recogidas en la prensa de la época:[3]