Consta con el número 9 en el catálogo razonado realizado por el historiador del arte Harold Wethey, especializado en el Greco.
[3] José Gudiol destaca la audacia del pintor, realizando una obra de gran asimetría cromática.
Jesús y la Virgen llevan túnicas de un rojo casi púrpura y mantos azules, mientras que Dios Padre, que lleva una túnica y mantos blanquísimos, está sobre unas nubes, mucho más claras que las de la parte opuesta.
Esta asimetría se ve compensada por la intensa luminosidad proveniente de Dios Padre, lo que muestra tanto el valor que el Greco concedía a la luz, como la conciencia de sus posibilidades artísticas.
[4] La estructura clara y sencilla de este lienzo, las nubes algodonosas y la apertura gradual del cielo, son unas características que recuerdan a El entierro del conde de Orgaz, y que muestran la capacidad del Greco, tanto para crear como para variar su propia iconografía.