[3] La escena está representada justo en el momento posterior a la decapitación: el verdugo, ataviado con ropajes medievales contemporáneos al artista, aparece en el centro, en la parte inferior del cuadro, con la cabeza del Bautista en la mano izquierda, mientras que con la derecha sostiene una bandeja que entrega a Salomé; se intuye que la acción siguiente sería depositar la cabeza en la bandeja.
Entre ambos, mirando la escena, se encuentra Herodías, señalando con el dedo dónde el verdugo debe colocar la cabeza; madre e hija van ataviadas con lujosos vestidos también a la moda medieval, con sombreros terminados en alas.
Por detrás de ellas aparece una tercera mujer, más vieja, probablemente una sirvienta, aunque podría ser una representación de Satanás como instigador final, al que en ocasiones se le representaba como una vieja fea.
A la derecha de estos personajes dos hombres se llevan el cuerpo del profeta en unas parihuelas, atravesando un portal; a uno de ellos, que ya ha cruzado, solo se le ve una pierna.
[4] En esta imagen, Salomé aparece ataviada con un vestido de cintas a la moda de la época, mangas abullonadas y sandalias italianas, con un generoso escote, con una apariencia que la hacía parecer a los ojos de sus contemporáneos como una mujer pública, semejante a alguna otra que el pintor retrató en otras obras suyas.