John Marciari estudio la obra durante cinco años antes de proponer esta nueva atribución.
[1] Unos historiadores rechazan esta atribución, tal como Javier Portús y Jonathan Brown.
[2] Otro conocido aprendiz estudiaba por entonces en el taller de Pacheco, en el que había entrado en 1616: Alonso Cano.
Anna mantiene sobre sus rodillas el libro de las Escrituras y mira hacia la derecha, en la ola.
Lleva un vestido de colores sombríos, su cabellera y su barba grises resaltan del ambiente tenebrista.
Un ramequin esta puesto en un plato sobre la mesa, así como elementos de joyas blancas.