Varios meses después Numancia reaparece, pero portando una gran barriga que su primo asume es a causa de la abundante comida con la que la ha alimentado la Tunda.
Cuando el padre de Numancia la ve, se enfurece y la echa de la casa, gritándole que vuelva con la Tunda y aseverando que era igual a su madre, desde hace muchos años atrás ausente del hogar.
De acuerdo a la escritora Solange Rodríguez, una posible interpretación de la historia es ver a la Tunda como una metáfora usada en los pueblos rurales para explicar hechos que consideraban aberrantes pero que eran comunes, como los embarazos de mujeres solteras, las violaciones y los incestos.
Cuando Numancia queda embarazada (como la historia sugiere) pasa a encarnar esa monstruosidad, por lo que se ubica en oposición a los valores patriarcales de su comunidad y es rechazada por su propio padre.
De acuerdo a Falconí, esto la convertiría en un referente local histórico para las personas ecuatorianas transgénero.