Sin embargo, más tarde se dotó al faro de un mechero de petróleo y unas lámparas especiales con diversas mechas que emitían una luz fija.
A pesar de ello, no se tardó demasiado en volver a instaurar la iluminación original ya que, con la creciente contaminación lumínica de la ciudad, se reducía ostensiblemente su visibilidad.
Ocho años después, a modo de homenaje a la historia del Puerto, se reinstaló en la entrada del muelle por la Plaza de España.
Junto a ella se ubicaron una locomotora, una hélice de bronce originaria del Crucero Canarias, y también una grúa a vapor que había faenado con las gabarras que trasladaban el carbón a los depósitos del Puerto.
Allí permaneció hasta que en 1991 a causa de nuevas obras en la infraestructura portuaria se retiró otra vez.