La flor de lis

Mientras su padre Casimiro pelea en el frente europeo como parte del grupo de paracaidistas, Mariana y su hermana menor, Sofía, aprenden a integrarse a la nueva cultura que las acoge, educadas en un principio por Magda, trabajadora doméstica de Tomatlán, Veracruz.

Indiferente a sus hijas y al país que había dejado años atrás, Luz continúa con su agitada vida social, frecuentando a la élite económica e intelectual mexicana, entre los que se cuenta, José Clemente Orozco, solo por mencionar a uno.

Aunque el sacerdote causa un efecto similar entre otras compañeras de Mariana y entre otros miembros de la colonia mexico-francesa, también tiene detractores con quienes Teufel se enfrasca en acaloradas discusiones alrededor de la explotación laboral que ejercen los empresarios franceses sobre la clase trabajadora local y, en general, sobre lo vacío de la vida burguesa.

[1]​[3]​[5]​ La élite económica a la que pertenece la narradora está conformada principalmente por personajes de la colonia francesa y de inmigrantes barcelonnettes, a los que el personaje del padre Teufel critica fuertemente.

Es además una referencia a la inocencia e ingenuidad que muestra a lo largo de toda la novela Mariana, quien para el final del relato tiene 17 años y sigue mostrando actitudes infantiles.