Para entonces, Alarcón se ha deslindado por completo de la fórmula dramática de la Comedia Nueva y su acción dramática estructural se base en los contrastes de protagonistas y villanos.
Alarcón critica los vicios de la alta sociedad, que solo pueden ser vencidos a través de buenos sentimientos, como lo prueba que en sus historias los nobles hidalgos triunfen sobre los malévolos aristócratas y contraigan matrimonio con damas de una sociedad cada vez más estratificada.
[2] Esta obra muestra, una vez más, la dualidad de carácter que siempre demostró Alarcón.
Aquí desarrolla, por primera vez en su teatro, a un galán poco ortodoxo: libre del dictado divino y guiado únicamente por su razón y su pensamiento.
La multiplicidad de acciones contenidas en La industria y la suerte logra crear un armazón dramático único en la literatura alarconiana, con el que consagra definitivamente la comedia de caracteres.