Mediante la ficción, la autora imagina y relata las circunstancias bajo las que el cuadro fue pintado.
Mientras sirve allí, la zona donde vive su familia es atacada por la peste bubónica, y la hermana de Griet fallece.
La relación de Griet con Vermeer va cambiando a medida que pasa el tiempo.
Así comienza a hacer recados y tareas para él, pero sin que lo sepan los de la casa.
Vermeer ha muerto y como parte de su último deseo, recibe los dos pendientes de perlas, que más tarde empeña, saldando así la deuda entre el carnicero y los Vermeer.