Curiosamente esta profecía no surge en el vacío: ella anticipa lo que de manera exacta comenzará a producirse entre nosotros años más tarde.
Borges, Cortázar, Guimaraes Rosa parecen acoger en su narrativa casi milimétricamente los territorios demarcados por Julio Garmendia.
[3]Al igual que con Narración de las nubes, la crítica ha relacionado este relato con la simbología en torno a la maternidad.
[2] En el cuento La realidad circundante también encontramos un cuestionamiento a un mundo cosificado, artificial y mecanizado.
Este cuento describe el invento de una máquina que otorga al usuario la “capacidad artificial especial para adaptarse incontinenti a las condiciones de existencia, al medio ambiente y a la realidad circundante”.
[1][5] Para Diego Rojas Ajmad, La realidad circundante no puede ser, sin embargo, calificado de ciencia ficción, puesto que "no hay una alteración del orden de la realidad ni se emplea el discurso científico para elaborar sobre él una ficción.
A pesar de tratar un tema típico de la literatura fantástica dieciochesca, posee una estructura vanguardista, ya que está narrado en primera persona y el lector nunca puede determinar a ciencia cierta quién, entre los dos egos, escribe el relato.
[8] Este cuento es narrado por Andrés Erre, el protagonista, quien dice haber extraviado a su doble, "(s)u esposa lo sorprende en plena búsqueda.
Se lanza a la calle para dar con su alter ego pero no puede continuar; es apresado por haber causado alborotos y agresiones en diversos lugares.
Al verlo así, su mujer se preocupa y le prepara una cena frugal.
Sale como suele hacer todas las noches y regresa pasadas “las dos de la madrugada” (Garmendia, 2008: 65).
Él exclama que no ha visto ningún purgante; su pareja lo desmiente, se lo ha tomado frente a ella.