Lago Strobel

Su nombre recuerda al sacerdote misionero jesuita Matías Strobel, que efectuó su labor en el norte de la Patagonia a mediados del siglo XVIII.

[2]​ Sus aguas están pobladas de truchas, las cuales, al no haber sido masivamente pescadas, permiten a sus escasos visitantes cobrar piezas muy numerosas y voluminosas.

Existe hoy en día una creciente industria que aprovecha la fauna ictícola del lago, orientada principalmente a turistas internacionales.

[3]​ Repartidas entre varios propietarios, las tierras que lo rodean son dedicadas a la ganadería ovina; los animales se proveen de agua en el lago.

En unas pequeñas lagunas cercanas existe la única población de una especie endémica, descubierta a fines del siglo XX: el macá tobiano.