Los primeros trabajos realizados dentro de este plan fueron diferentes infraestructuras hidráulicas,[1] entre las que se encontraban cinco estanques contiguos, que se surtían del cercano arroyo Meaques a través de canalizaciones.
Fueron creados por un equipo de ingenieros y fontaneros que el rey hizo traer de los Países Bajos, con Pietre Jansen y Adrian van der Müller como figuras más destacadas.
Los estanques estaban identificados con los nombres «Grande, «del Norte», «del Medio», «Longuillo» y «de la Higuera», tal y como se aprecia en el plano de Madrid que Pedro Teixeira elaboró en 1656.
Fue conocido con los topónimos de «Estanque Chico», «de la Sartén» o «Tenquero», nombre este último que alude a la tenca, una especie piscícola que ahí se cultivaba.
[7] Con respecto a los otros dos embalses que aún se mantenían, el «del Norte» y el «del Medio», estos realmente formaban una única masa de agua, al haberse sumergido la lengua de tierra que los dividía.
De esta intervención surgió el lago que ha llegado a nuestros días.
[8] Según se señala en un informe realizado por el consistorio, se encontraban en condiciones aceptables, excepción hecha del «Tenquero», construido en el siglo XVIII, que a esas alturas prácticamente había desaparecido.
Dicha prueba duró alrededor de noventa minutos y se interrumpió por avería.
[13] Sobre su lecho se extiende hoy día una amplia explanada, que se utiliza como aparcamiento, cercana a la Glorieta de Patines, denominada así en referencia a su antiguo uso.
Su perímetro se adapta, mediante un recorrido ondulante, a la orografía del terreno, si bien todavía se conservan algunos tramos rectilíneos que remiten al primitivo trazado renacentista.
La introducción de algunas de estas especies, como la carpa, el percasol y la gambusia, supusieron una grave amenaza a las especies autóctonas del río Manzanares en el lago, llegando a hacerlas desaparecer en su totalidad, En consecuencia, y siguiendo la legislación y recomendaciones ecológicas, el Ayuntamiento de Madrid tuvo que sacrificar los 14 000 peces que se encontraban en el lago tras el drenado, limpieza y la reforma del mismo entre los años 2017 y 2018 para posteriormente reintroducir poco a poco especies autóctonas.
Las orillas están acondicionadas con paseos, barandillas, bancos y miradores, además de diversos elementos ornamentales, como un ancla donada por la Real Liga Naval Española y colocada en 1979.