Al dejar de trabajar el lugar, los huecos formados por las extracciones generaron láminas de agua procedentes del nivel freático y experimentaron un proceso de renaturalización, que convirtió la zona en un ecosistema rico en biodiversidad donde conviven 124 especies de aves diferentes.
[1] Este fenómeno creó un espacio natural espontáneo que atrajo a numerosas especies de aves que se asentaron en las lagunas y las tomaron como refugio, se reprodujeron al mismo tiempo que invitaron a nuevas especies a convivir en el humedal, donde expertos ornitólogos llegaron a identificar más de un centenar de especies distintas.
Se solicitó su catalogación oficial como espacio natural protegido, pero tras un estudio preliminar realizado por los técnicos de la Dirección General de Biodiversidad, se valoró que no constaba de valores medioambientales destacables y que contaba con características similares a otros humedales artificiales, creados por la huella de la explotación minera.
[1] Cuenta con al menos 124 especies identificadas entre vegetación, aves, mamíferos y reptiles que se han adaptado al entorno natural.
En este sentido, la empresa minera Tolsa pidió reactivar su actividad en la laguna, mientras las asociaciones proteccionistas denuncian el impacto en la zona y el abandono.