Siguiendo las órdenes de este último, sus seguidores huyeron y se escondieron en un bosque cercano mientras Lalli le cortaba la cabeza con una hacha.
La leyenda está consagrada en una poema del folclore finlandés llamado Henrikin surma ("El asesinato de Enrique").
Lalli tomó el sombrero del obispo de su cabeza decapitada y le cortó también un dedo para quitarle su anillo.
Lalli es una figura muy conocida en el folclore finlandés aunque su nombre no es común, y puede ser una forma de "Laurentius".
Ha sido representado como una figura postrada a los pies del obispo Enrique en estatuas de madera.