[2] La aldea se encuentra a once kilómetros de Alcalá la Real.
La mayoría de ellas están construidas en las proximidades del arroyo de las Grajeras, sobre un terreno muy infructífero y cortado en diferentes direcciones por barrancos y cañadas.
Hacia mediados del siglo XIX, el lugar ya pertenecía a Alcalá la Real.
[3] No es zona muy propicia para el cultivo de cereales, por lo que desde el siglo XIX se procedió a la roturación de algunas tierras para el cultivo del olivo.
Especial interés presenta la ermita del pueblo, que tiene como titular a San Vicente.