Las Perdices

Los inmigrantes, con mucho sufrimiento por lo que habían dejado en su Europa, aprendieron el idioma, las costumbres locales, y después de dos generaciones se casaron con los criollos, lentamente las dos culturas fueron uniéndose, dejando de lado prejuicios raciales.

El tiempo y las costumbres terminaron por implantar la denominación de Las Perdices a la pequeña población.

Entre otras cláusulas se imponía que las obras debían ser entregadas en el plazo de treinta y siete meses.

La locomotora hacía su trayecto hasta El Totoral, marchando sobre rieles colocados provisoriamente con el objeto de acarrear los materiales para las obras.

En enero de 1873, la mayor parte del tren rodante destinado al ramal se hallaba en Rosario.

Concluidos los trabajos, en las ciudades se esperó con gran expectativas la inauguración del ferrocarril “ANDINO”.

El factor fundamental del rápido progreso en la Argentina fue la gran inmigración, que influyó con mayor intensidad entre 1880 y 1890.

Ningún otro país de América recibió tantos extranjeros en proporción a su población local, como Argentina en el siglo XIX.

Llegaron suizos, franceses, alemanes, españoles e italianos (éstos en 1880 constituían el 2/3 de la población extranjera en las colonias).

En 1887, el presidente Juárez Celman, ordenó la construcción de 11 hoteles para alojar a los recién llegados, por unos días, sin costo alguno, hasta que con el pasaje de ferrocarril en mano se los ubicaba en el interior, ya que la intención era privilegiar la colonización rural.

Transporta sus productos a Rosario, lo que le permite una segura salida al mar.