Las apariencias engañan (película de 1983)

Don Alberto es cuidado por Adriana (Isela Vega), una sobrina lejana que un día apareció repentinamente en su casa.

Rogelio acepta el trabajo, pues tiene severas necesidades económicas, además de un lío legal al haber arrollado a un hombre que se debate entre la vida y la muerte.

Sin embargo, un día, Adriana no puede resistirse y visita a Rogelio en su habitación, donde le practica sexo oral.

Lo peor llega cuando Sergio comienza también a manifestar un interés romántico por Rogelio, al que intenta seducir en las duchas de un club deportivo.

No solo se ha enamorado de Adriana, sino que también le ha tomado cariño a Don Alberto.

Todos creyeron que había partido a radicar y estudiar en el extranjero.

La condición parapléjica de Don Alberto le hizo, aparentemente, caer en el engaño.

Rogelio descubre un apartamento secreto debajo del salón y para su sorpresa se encuentra con Adriana.

Ella es en realidad Adrián, y aunque ha tomado una identidad femenina, aún conserva sus órganos sexuales masculinos.