Tras la guerra civil, la violencia y la represión continuaron como parte de una estrategia planificada por el nuevo régimen, que buscaba vengarse e impedir la reconciliación con los vencidos.
[4] Estas obras, escritas por mujeres que vivieron el sistema penitenciario y las represalias, buscaron romper el silencio y rescatar una memoria que se intentó borrar.
Este movimiento permite que las víctimas encuentren reconocimiento, tanto a nivel personal como institucional, compartiendo sus vivencias para preservar la memoria de un pasado traumático y facilitando, en muchos casos, un proceso de aceptación y reconciliación personal.
[3] Soledad Real López fundó junto Teresa Pàmies, Margarida Abril e Isabel Vicente L’Aliança Nacional de la Dona Jove y fue militante comunista, al integrarse en las Juventudes Socialistas Unificadas de Cataluña, en cuyo semanario Juliol, colaboró.
Consuelo García le realizó varias entrevistas que autopublicó primeramente en alemán.