En 1789, en Francia se adquiere un nuevo sistema político que exalta grandes valores: la Primera República.
Para los hombres efectivamente significa un gran avance; las mujeres, sin embargo, a pesar de su anhelo, son excluidas del nuevo régimen.
Se manifiestan empezando una lucha para la igualdad de las mujeres, y así reclamar derechos por la ciudadanía igualitaria...
Numerosos filósofos, médicos, escritores han cruzado sus enfoques para describir la feminidad.
Los términos que resaltan son : "constitución delicada", "ternura excesiva", "razón limitada", "nervios frágiles".
Son pues consideradas como madres o domésticas, lejos de las funciones sociales políticas que algunas desean.
La mujer está restringida a la esfera familiar y caracterizada por ella, pierde todas sus características .
Cuidando a sus nietos para que se conviertan en buenos Campesinos, permite reforzar "el orden civil" en el cual vive.
Los hombres políticos, no compartiendo los mismos convencimientos, pueden pues intercambiar sus puntos de vista con toda normalidad.
Durante la Revolución, se vivió un clima de igualdad en el que ciertas mujeres probaron ser igual a los hombres.
Pero en cuanto se consolidó la Revolución sus aportaciones fueron mayoritariamente relegadas y volvieron a ejercer sus roles clásicos en la sociedad patriarcal de la época.
Colocan vehículos en medio de las calles y rodean a los magistrados secuestrándolos toda una noche.
Gritan, aplauden, lo que enturbia bien a menudo los debates e influye en los legisladores.
Su presencia en las tribunas demuestra que se inmiscuyen de manera concreta en la vida política.
En las sesiones que mantienen, leen las leyes así como los periódicos y animan discusiones en torno a los problemas políticos locales o nacionales.
Atienden igualmente tareas filantrópicas y defienden la iglesia constitucional a través de sus conciudadanas.
Para mostrar, clamar sus esperanzas, sus reivindicaciones así como con el fin de presentar las reformas, las mujeres se apoyan en peticiones o folletos lo que les permite sensibilizar a la población.
Hacen circular estos escritos que han debatido y leído previamente en la organización revolucionaria.
Cuando sus reivindicaciones están impresas, son gritadas en las calles por los vendedores de periódicos y compradas por las militantes que tienen como objetivo darlas a conocer.
Este acto muestra su necesidad y su deseo de formar parte del pueblo soberano.
La ley pone en marcha la disolución del matrimonio es decir el divorcio por incompatibilidad de carácter, por consentimiento mutuo o por motivos determinados.
En las calles se enfrentan las mujeres a favor o en contra de la nueva ley.
Si bien algunos son favorecedores a estas adelantadas (Condorcet), la gran mayoría de los hombres, que son testigos pasivos de estos cambios temen que la escarapela no sea la sola reivindicación femenina.
Este sistema libera a las mujeres lo que tiene por consecuencia un relajamiento de los vínculos del matrimonio ya que el marido ya no tiene todos los derechos sobre su mujer, pero además transgrede también las leyes pretendidamente naturales del reparto de roles según el sexo.
La revolución francesa es el único régimen hasta entonces que cuestiona la jerarquía de los sexos aunque fuera en parte por oportunismo.
Escribe numerosos folletos sobre los diferentes temas que apoya referidos a todas las categorías de oprimidos y olvidados; pide la legalización del divorcio.
Mientras que, según ella, la mujer es superior al hombre tanto en belleza como en coraje.
El primero es una respuesta a Burke que escribe en el mismo año Reflections on the French Revolution in France, en el cual defiende la monarquía constitucional británica, la aristocracia y la Iglesia de Inglaterra.
En este escrito ella retoma igualmente los argumentos que mantenía Burke a la consideración de las mujeres en su obra y los convierte en burlas.
Este escrito está considerado como su primera obra feminista y la da a conocer.