Se especula que ese bajorrelieve es parte de un antiguo templo dedicado a Alejandro Magno.
[1] La montaña tiene la leyenda de un joven cazador, Georgi, que se encontró con otro, y compartieron el día.
A la mañana siguiente, Georgi no había notado nada, bajaron al mar y siguieron cazando.
Al final, el extraño le dijo que era un hombre recto, y que Dios lo eligió por su capacidad para disguinguir la verdad de la mentira, y en ese momento el extraño se elevó al cielo.
Georgi vivió muchos años en la montaña, y a su muerte, sus huesos fueron repartidos, y donde hay un hueso de Georgi, se convierte en un lugar santo.