El lavado de la lana es un proceso húmedo que se emplea para eliminar las impurezas naturales o adquiridas, de las fibras.
El proceso utiliza álcali de jabón, o detergentes no iónicos, para limpiar las fibras de la lana.
Parte del agua que se emplea en el proceso se reutiliza y el resto se descarga.
El afluente contiene grasa de la lana, heces, sudor, sangre y otras impurezas; por eso, constituye uno de los desperdicios industriales que demanda la mayor cantidad de oxígeno bioquímico (DBO).
El afluente crudo contiene, además, aceite y grasa, y puede tener también azufre, fenoles y pesticidas.