Los compositores de madrigales anteriores a Caccini, los realizaban a cuatro o cinco voces generalmente aunque curiosamente eran interpretados por una sola voz y un laúd que se encargaba de realizar las voces restantes.
Este estilo se caracteriza por imitar a través de la música las inflexiones, el ritmo y la acentuación del texto.
Esta idea la podemos situar en la investigaciones y estudios sobre la música de la antigüedad griega que realizó la camerata florentina.
La música está al servicio del texto ya que se adapta a su estructura y representa su forma.
También a diferencia con el madrigal solista, el bajo continuo sirve exclusivamente de apoyo armónico y rítmico, es más regular.