Leche de cabra

[2]​ Es posible elaborar los mismos productos lácteos con la leche de cabra, existiendo en el mercado aquellos que culturalmente son más aceptados.

No obstante a comienzos del siglo XX se comenzó a rehusar su consumo por ser transmisora de enfermedades como la brucelosis (fiebre de Malta).

De la misma forma en 1920 en Alemania muchos recién nacidos contrajeron anemia ferropénica debido a su consumo, cuando no era conocido que la leche de los mamíferos domésticos es precisamente deficitario en hierro respecto a la leche humana.

Estos sucesos hicieron que la leche de cabra adquiriera una mala reputación en los países desarrollados.

Suele tener una composición media que va desde 60 a los 80 KCal/100 gramos (cada litro posee unas 750 Kcal).

La leche de cabra , en la actualidad, se emplea fundamentalmente en la elaboración de quesos.
El ordeñe de las cabras siempre ha sido un motivo de vida rural en el arte.