Se le atribuye una influencia significativa en la política cultural de Polonia.
Regresó a Cracovia y escribió la primera de sus obras teatrales dramáticas, Bohater naszych czasów (Héroe de nuestros tiempos) en 1935, que reescribió tres años después con el nuevo título Przygoda z Vaterlandem (Aventura con Vaterland), en ambos casos caracterizados por su fuerte crítica del nazismo.
[2] También escribió ensayos ideológicos de izquierdas que se publicaron en revistas, periódicos y folletos.
[1] Sus novelas posteriores Pawie pióra (Plumas de pavo real) y Sidła (Cepo) tuvieron menos éxito.
Después de la guerra, retomó su carrera literaria y escribió nuevos dramas para el teatro.