Procedía de una familia escocesa que se había asentado en Francia en el siglo XVI.
Constatando las insuficiencias presentes en los principales sistemas, buscó un medio mecánico, semejante al oído, para registrar automáticamente la palabra.
Al ser impresor por oficio, pudo leer las descripciones de los más recientes avances científicos y, por tanto, se hizo inventor.
Scott de Martinville se interesó en grabar la conversación humana en una forma similar a aquella que se había logrado por medio de la fotografía para la luz e imagen.
Buscó desarrollar un método de estenografía que pudiese grabar una conversación completa sin ninguna omisión, y para esto, a partir de 1854, se interesó en los medio mecánicos para transcribir sonidos vocales.