El levantamiento del 30 de noviembre de 1960 fue un movimiento revolucionario cívico-militar comandado por el general Miguel Ángel Iñíguez, contra el gobierno encabezado por el presidente Arturo Frondizi, que consistió en acciones realizadas en varias ciudades, principalmente en Rosario y Tartagal, en los que murieron varios oficiales y también soldados conscriptos.
[6] Viendo una aparente inacción del Batallón de Escuela, el intendente municipal Aníbal Justo Nazar y el presidente del Concejo Deliberante Juan Ángel, concurrieron al mismo y pidieron a los oficiales que se reprimiera a los sublevados, lo cual se produjo a media mañana, al recibir la orden del jefe de la V División de Ejército (Salta), coronel Guillermo Sánchez Almeyra.
A la tarde comenzó la búsqueda de los fugitivos con aviones que, sin resultado, sobrevolaron la zona boscosa.
Finalmente Sánchez Almeyra emitió un comunicado diciendo: "Reina absoluta calma en todas las guarniciones de Santiago del Estero, Catamarca, Tucumán, Jujuy y Salta.
"[6] En forma paralela a las acciones de Tartagal y Rosario habían sido colocados explosivos en el Gran Buenos Aires con el aparente objetivo de aislar a Buenos Aires, aunque no todas las bombas estallaron en lugares estratégicos.
Los días posteriores continuaron los allanamientos y detenciones, que el 6 de diciembre alcanzaban a doscientos en todo el país.
[10] En un comunicado el Consejo Coordinador y Supervisor, órgano de la conducción peronista en el país, sin condenar el levantamiento que atribuyó al “afán patriótico” de sus participantes, negó toda implicación y afirmó que esa acusación era un pretexto para impedirle concurrir a las ya cercanas elecciones.