Ley de garantías papales

No obstante, los políticos italianos llevaron adelante la idea de establecer "garantías especiales" en beneficio del Papado para evitar que Pío IX y sus sucesores quedasen en posición de dependencia o subordinación hacia el Estado Italiano.

Pío IX rechazó las condiciones por cuanto éstas consistían en una oferta unilateral, y además estaban plasmadas en una ley aprobada por el parlamento italiano, la cual podía en cualquier momento ser abolida por éste.

El hecho que las "Garantías" pudieran ser alteradas por una decisión del parlamento italiano causaron un fuerte rechazo en el Papado, al no fijarse estas condiciones por un "acuerdo entre pares" como reclamaba Pío IX.

Las relaciones entre Italia y el Papado quedaron muy maltrechas en tanto ambas partes mostraban intransigencia en sus posiciones.

Inclusive en 1874 el Papado prohibió a los católicos italianos participar activamente en la vida política, como protesta ante la situación.