Apenas tres mil sefardíes se acogieron a este derecho y obtuvieron la nacionalidad[cita requerida], si bien fue precisamente este marco jurídico el que permitió a algunas legaciones diplomáticas españolas proteger, durante la Segunda Guerra Mundial, a los judíos de origen sefardí, logrando con ello la salvación de miles de ellos durante el Holocausto.
[2] Este Real Decreto no fue sino el corolario de una intensa campaña promovida por diversas personalidades de la política y cultura española entre finales del siglo XIX y principios del siglo XX para reforzar los vínculos entre los sefardíes y España.
Uno de los mayores exponentes de ello fue el médico y senador Ángel Pulido Fernández que, tras su paso y contacto con diversas comunidades sefarditas, inició una importante labor en defensa del colectivo sefardí.
[3][4] El anuncio fue acogido con júbilo por varias comunidades de sefardíes, principalmente en América del Sur.
Esta norma presenta importantes novedades respecto del trámite anterior, a saber: