Pernoctaría una noche y las principales familias del lugar se disputaban el honor de recibir en su casa al invencible guerrero.
La residencia de Don Pedro García Rojas y su esposa Doña María Luisa fue la elegida.
Su esposa, a su diestra, "clavaba sobre él sus ojos de obsidiana y comentaba las hazañas que este refería, con frases de elogio oportuno; o desgranaba, dulcemente su sonrisa divina que era un invencible hechizo".
[3] La dama fue llevando sabiamente la conversación hasta lograr exponer la dolorosa situación de Aguascalientes.
No había más que una escuela en la ciudad y, ésta, se encontraba en una situación deplorable, incluso los alumnos debían sentarse en el suelo.
"[2] Hoy en día, la leyenda sigue teniendo una presencia importante en el imaginario colectivo de Aguascalientes.
En el cuartel superior, pueden observarse, del lado derecho, unos labios y, encima de ellos, una cadena rota en semicírculo.
Bernabé Ballesteros, creador del escudo, "en heráldica una cadena en círculo indica opresión, esclavitud y rota o incompleta, representa la libertad.