En este período, la otra gran lengua galo-románica, la occitana, produjo también abundante literatura de carácter lírico-trovadoresco.
Divulgado por las cultivadas cortes anglo-normandas y francesas, extendió su uso a territorios tan alejados de su área natural como Escandinavia, Germania, las penínsulas itálica e ibérica o los reinos cristiano-occidentales de Oriente Próximo.
En este fenómeno está el origen de una literatura europea comprensiva que trasciende las todavía inéditas identidades nacionales y que se reivindica frente a la escrita en la lengua culta, el latín.
El primer texto literario conocido en lengua francesa es la Secuencia de Santa Eulalia, escrita probablemente entre 881 y 882.
La épica francesa aparece ya a finales del siglo XI y se sigue cultivando hasta bien entrado el siglo XV, dando lugar a la producción más vasta de cuantas hay en Europa.
La clasificación por ciclos, atendiendo al héroe o familia en torno al cual se desarrolla el relato, se ha impuesto a la hora de poner orden en el amplio cuerpo de cantares.
La literatura épica medieval gira en torno a la caballería, la define éticamente y difunde su mito.
Integran este ciclo los poemas que cantan todo cuanto se refiere al emperador Carlomagno, cuya dimensión histórica, política y humana sirvió de fuente de inspiración para los poetas franceses durante muchos siglos.
Formalmente estas obras ya no hacen uso de la tirada épica, la laisse, sino que emplean principalmente los octosílabos pareados.
La irrupción de los héroes bretones (Tristán, Arturo o Lancelot) supuso una novedad en la segunda mitad del siglo XII y constituyó una auténtica moda literaria.
La leyenda de Tristán e Isolda hunde sus oscuras raíces en elementos arquetípicos, probablemente presentes en muchas culturas distintas.
Existen numerosas concordancias con sagas irlandesas, como Diarmaid y Grainne, por ejemplo.
También en algunas «tríadas» bretonas se menciona a Tristán, Isolda, Marc y Arturo.
Con todo, Isolda se casa con el rey Marc, pero cuando su enamoramiento es descubierto son expulsados de la corte.
Mientras tanto, Tristán abandona el país, corre numerosas aventuras y termina casándose con otra Isolda, la de blanca mano.
Tristán muere desesperado e Isolda también, al enterarse del triste desenlace.
El tratamiento poético del amor subvierte las rígidas normas sociales feudales al exaltar la intimidad y la individualidad de los amantes.
Los autores no firman sus obras en esta época y el anonimato es bastante frecuente.
Excepto por su interés histórico, la prosa no tuvo mucha importancia en la literatura francesa antes del siglo XVI.