Fue instituida en el siglo XVII,[1] constando en las actas capitulares de 1649 gracias al canónigo Alonso Pacheco.
[4] Y mientras descienden los pétalos de flores por la linterna que corona el cimborrio de la catedral sobre el Santísimo Sacramento expuesto en el altar mayor.
[2] Durante la lluvia de flores antiguamente varios niños del coro, revestidos de con sotana roja y blanco sobrepelliz, bordean el altar lentamente con una bandeja repleta de pétalos en la mano izquierda a la vez que lanza a puñados flores sobre el altar.
[5] Terminado el rezo de tercia, el obispo imparte la bendición con el Santísimo Sacramento a los asistentes a la ceremonia y para posteriormente reservarlo en su capilla sacramental.
El obispo Buenaventura Codina y Augerolas definió la celebración en 1854[6] cómo: “elasccendens Christus in altum dedit dona hominibus” (subiendo Cristo a lo alto envió bienes a los hombres) ya que se conmemora la Ascensión de Cristo a los cielos.