Inicialmente compartió el deber de auditor general del fisco con los sacelarios, pero pronto reemplazó a estos últimos en su totalidad.
[1] A mediados del siglo siglo XIV, el Libro de Oficios de Pseudo-Codinos, el gran logariasta ocupaba el puesto 40 en la jerarquía del palacio, siguiendo al logoteta doméstico y precediendo al protocinego.
[2] Según Pseudo-Codinos, para su época no tenía ninguna función, sino meramente una dignidad honorífica.
[2] El traje del oficio era idéntico al de logoteta doméstico, es decir, un turbante (faceole) y el epilúrico,[3] una prenda que se usaba sobre una armadura.
[1] También se registra a un logariasta de la crisóbula (en griego: λογαριαστὴς τῶν χρυσοβοῦλλων), pero sus funciones no están claras.