Ya sobre el año 2000, otros masones del levante español, habiendo pasado por procesos y conclusiones parecidas, se encuentran estableciendo los primeros contactos con la Obediencia francesa de cara a su integración.
Su mayor cercanía geográfica, pero también su mayor determinación, iban a propiciar que fuera la Logia Blasco Ibáñez la primera logia española contemporánea en ser fundada bajo los auspicios del Gran Oriente de Francia.
La fórmula utilizada para la regularización fue la afiliación de los masones canarios en la Logia alicantina.
Define su concepción masónica como progresiva, implicada en los ideales de solidaridad y justicia social, comprometida con el derecho de todas las personas cualquiera que sea su origen, creencia, raza o condición a constituir una humanidad fraterna, mejor y más esclarecida.
En sus documentos reguladores establece la siguiente declaración de objetivos: Como es habitual entre las logias de la masonería denominadas adogmáticas, lleva a cabo frecuentes pronunciamientos públicos sobre cuestiones de interés social atendiendo a la temática actual y contemporánea, como la violencia escolar,[1] la xenofobia,[2] la participación democrática[3] o el terrorismo.