La misión de LDEF consistía en recoger datos a largo plazo sobre el entorno espacial, incluyendo los micrometeoritos, y su efecto en la degradación de diversos materiales y sistemas de satélite (energía, propulsión, óptica...).
La recuperación fue pospuesta temporalmente en marzo de 1985, y más tarde indefinidamente tras la pérdida del Challenger.
Finalmente fue recuperado y devuelto a tierra en enero de 1990 por el transbordador Columbia durante la misión STS-32.
Tras el aterrizaje los experimentos fueron enviados a sus correspondientes investigadores para su estudio y análisis.
No llevaba sistemas de propulsión, alimentación ni posicionamiento.