El primer hábitat surgido responde al modelo de mansiones y palacetes dispersos, utilizados por sus propietarios como residencias vacacionales.
Además de su función residencial, Los Peñascales acogió en los años treinta del siglo XX una relevante actividad industrial.
En lo que respecta a la hidrografía, el arroyo de Trofas, afluente por la derecha del río Manzanares, recorre el paraje siguiendo una dirección noroeste-sureste.
En zonas próximas a la autovía del Noroeste, existen retamares, que se han abierto paso ante la degradación de los encinares primitivos.
El lugar se encuentra muy bien comunicado por la autopista A-6 (Madrid-La Coruña) y llegó a contar con un pequeño apeadero de tren, actualmente desaparecido.