El tamaño del establecimiento iría aumentando de forma progresiva, con la compra, por parte de Louis Moritz, de los edificios vecinos, hasta crear un gran complejo arquitectónico que, en parte, sus sucesores recuperan en la actualidad.
Dos años después, sus herederos crean la Fábrica de Cervezas Moritz, S.A..
En 1930, Moritz logra un volumen récord de ventas y, dos años después, la empresa ya controla el 34 % del total del mercado catalán.
En 1947 se recupera el ritmo de ventas anterior a la Guerra Civil.
Ante esta situación, y en un momento en que la empresa necesita nuevas infraestructuras, Moritz se fusiona con Lamot y crean la sociedad Cervezas Barcelona, S.A. para aumentar la producción.