Tras la guerra, rechazó una medalla y se dedicó a hablar enérgicamente sobre los horrores de las batallas.
Definió el patriotismo como una "una forma de hacer que la gente se trague cualquier cosa", y a la guerra como absurda e inútil.
Pero finalmente fue premiado con la Legión de Honor civil en 1999.
El 16 de octubre del año anterior había llegado a supercentenario.
Después de su fallecimiento, el 20/1/2008, el último combatiente de la Primera Guerra Mundial francés que quedaba con vida era Lazare Ponticelli que murió a los casi dos meses, en marzo de 2008, con 110 años.