En la batalla pereció un gran número de tropas cartaginesas y Metelo capturó a todos los elefantes que luego exhibió en su triunfo en Roma.
[1] En 249 a. C., Lucio Cecilio Metelo fue magister equitum del dictador Aulo Atilio Calatino y en 247 a. C. fue cónsul por segunda vez con Numerio Fabio Buteón.
Fue, por tanto, recompensado por el pueblo con una estatua en el Capitolio y un permiso, jamás concedido anteriormente a nadie, de viajar hasta el Senado en carro.
Sus méritos y distinciones son registrados por Plinio el Viejo en un extracto que se ha hecho de la oración fúnebre pronunciada por su hijo, Quinto Cecilio Metelo.
[2] La misma es citada en su "Historia Natural" por Plinio el Viejo: “Se esforzó por estar entre los primeros soldados, por ser un excelente orador, un valiente comandante, bajo cuyo liderazgo se llevarían a cabo las mayores hazañas, disfrutar del mayor honor, poseer la más alta sabiduría, defender la admisión general al frente del Senado, adquirir una fortuna justa, dejar muchos niños y ganar gloria entre los conciudadanos ".