Luis López de Solís ( * Salamanca, 1534 - † Lima, 1606), fraile agustino español que ocupó altos cargos eclesiásticos en el Virreinato del Perú.
[1] Llegando a Lima se ordenó de sacerdote (1559), enseñó Filosofía en el recién creado Convento agustino, después pasó a Trujillo donde se estableció la cátedra de Teología que leyó por varios años.
El 74 colocó la primera piedra del templo que hizo levantar con toda munificencia.
Nuevamente en Lima, en 1592 encontró las Bulas para el Obispado de Quito y marchó a esa Diócesis.
Distribuía el tiempo levantándose antes del amanecer para rezar, asistía a los oficios, administraba las cuentas, recibía visitas siempre que fueran rápidas, almorzaba con gran parquedad, volvía a los Oficios, daba órdenes y disposiciones y se acostaba tarde después de otros rezos en su oratorio, por lo que dormía muy poco y casi no comía.
Caritativo con los pobres, solía dividir las rentas del Obispado entre las construcciones y ciertas ayudas al prójimo.
Dicha Bula estaba aun en discusión en la Corte que había apelado ante el Papa y su aplicación en Quito fue por orden de Mogrovejo.
Arribó a Lima el 28 de junio y se dirigió a su Convento donde le recibieron cantando un Te Deum, se aposentó en la misma celda que había ocupado antes, estaba con ciertos achaques de salud nada serios, pero presintiendo su cercano fin exclamó "He aquí que moriré en mi propio nido" al séptimo día pidió el Viático y la Extremaunción, tomó un Crucifijo y en fervoroso coloquio le rodaron gruesas lágrimas por la mejillas.