Luis de la Palma

[1]​ Estudió artes en Alcalá donde entró en el noviciado en 1575 y fue enviado para cursarlo al noviciado de Navalcarnero.

[2]​ Completó en el colegio alcalaíno los estudios de Filosofía y Teología y, destinado al colegio de Murcia, impartió en él un curso de Artes y Teología, pero problemas de salud le impidieron continuar los estudios y dedicación a las letras y, por el contrario, según el padre Aguado, que fue su secretario, se le «descubrió el talento que avía de tener en el govierno y assí le hizieron Retor del Colegio de Talavera».

[3]​ Previamente, en 1590, había sido llamado a Madrid como predicador.

[4]​ Tuvo trato estrecho con el padre Pedro de Ribadeneyra, recogiendo algunos de sus papeles a su muerte, y como predicador tuvo acceso a muchos miembros de la corte de los que fue confesor, especialmente durante los reinados de Felipe II y Felipe IV, aunque, poco amigo de los jesuitas palaciegos y opuesto al llamado aulicismo,[4]​ rehusó el cargo de confesor del conde-duque de Olivares, escusándose en su mucha edad y poca salud.

Dejó además, según Aguado, la traducción del Médico Christiano y «el exercicio de la muerte, fuera de otros muchos trabajos que dexa escritos de su mano, que todos están llenos de gran entendimiento», fruto de su constante meditación y afición a la celda.

Retrato del jesuita Luis de la Palma, según una pintura anónima de la colección Borbón Lorenzana. Ayuntamiento de Toledo. Fotografía de Casiano Alguacil .