Por matrimonio fue vizcondesa y después condesa de Polastron.
Tuvieron un hijo llamado Luis que murió en la adolescencia.
Llegó a tener una relación tan duradera con ella, que él la hizo su "favorita" (aunque no tuvo hijos con ella).
El conde de Artois había quedado tan unido a ella que tras su muerte hizo un juramento de castidad perpetua.
Su vida intima, después de su muerte, se volvió irreprochable, convirtiéndose en un devoto religioso, apoyando al movimiento ultramontano dentro de la Iglesia católica de Francia.