Se casó con Bartolomé Saviñón y Rubín de Celis.
Como no tuvieron descendencia, cuando enviudó ella dispuso que su fortuna personal y la que heredó de su marido se dedicaran a la creación de dos instituciones sociales: un colegio y un montepío.
La señora Saviñón dispuso que "para el colegio se deberían destinar 200 mil pesos de ese entonces y para el monte de piedad estableció que se dedicaran 300 mil pesos, que debería llevar el nombre de Luz Saviñón y que tendría por objeto: 'Beneficiar a las clases menesterosas, otorgando crédito prendario a un tipo de interés menor que las instituciones privadas de la misma especie, procurando su desarrollo y progreso, dotándola de elementos bastantes para su mantenimiento y adelanto...' " [1] Por disposición de la fundadora su naturaleza o carácter es perpetua, es decir, permanecerá para siempre.
A pesar de ser pequeño, tiene primaria, secundaria y preparatoria.
El licenciado y también filántropo Rafael Dondé Preciat hizo realidad la voluntad de la señora Saviñón.