Música degenerada

En ambos casos, las autoridades intentaron aislar, desacreditar o prohibir las obras.

Desde el ascenso al poder del Partido Nazi, estos compositores encontraron una creciente dificultad, incluso imposibilidad, de obtener encargos o de ver interpretadas sus obras.

Algunos emprendieron el camino del exilio, por ejemplo, Schoenberg, Weill, Hindemith o Goldschmidt.

En tanto otros, como Karl Amadeus Hartmann o Boris Blacher, se recluyeron en un 'exilio interior'.

Viktor Ullmann y Erwin Schulhoff, incluso, terminaron sus vidas en los campos de concentración.