A estos se fueron sumando integrantes, pasando por el proyecto alrededor de cincuenta músicos[1] tales como Juan del Barrio, así como también sonidistas, iluminadores, diseñadores gráficos, etc.[1] Así, la cooperativa llegó a tener alrededor de 60 personas[2] que producían sus propios recitales y grabaciones fuera del circuito comercial, convirtiéndolos en precursores del rock independiente en Argentina.
Muchos de los músicos participantes lograron editar sus propias placas solistas en la pequeña discográfica.
Su segundo disco, Mágicos juegos del tiempo, centraba su argumento en la vida de un personaje imaginario llamado Juliana Gabina, desde niña hasta su adolescencia.
Por ejemplo, los integrantes de MIA también enseñaban música al público en general, lo que les acercaba algún dinero extra.
[1] Para su tercer disco, Cornonstípicum, la banda ideó una forma de producción sin antecedentes en esa época.